sábado, 24 de febrero de 2018

Realidad.

Yo creo que debe de doler. No el desamor, no la desilusión, ni tampoco la tristeza. Creo que debe de doler la rabia, la sed de venganza. Soltar todas tus inseguridades como cuchillos hacia otra persona solo por eso, rabia, sin ni siquiera intentar ni por un mínimo segundo ponerte en la piel de la otra persona. En parte te entiendo y no te culpo, yo también pasé por ahí y sí, es duro aceptar tu parte de culpa. De verdad, para cuando estés preparado, te perdono. Es difícil asimilar que algo no funciona, es difícil darse cuenta de que no vas a volver a caminar al lado de una persona. Y es algo que duele, muchísimo, pero es algo que debe de correr. Recuerdo como, al principio, siempre comentábamos esta situación y diría que es bastante diferente a la que estamos viviendo. Pero supongo que las palabras, siempre, se las lleva el viento. Se suele decir que en la vida como en el amor a veces se es la herida y otras el cuchillo, pero hay que darse cuenta también que aunque seas el cuchillo hay sangre que se queda en él. Solo hay que mirar las cosas con perspectiva, no somos críos, no somos tontos y guste o no la vida nos va a cruzar demasiadas veces, así que ¿para qué crear sufrimientos que no son necesarios? Suelta la rabia, la sed de venganza y tu ego, serás mucho más feliz. Esta es la primera y espero que la última vez que escriba en primera persona y no son mil y una palabras pero sí, es para ti.

jueves, 22 de junio de 2017

Las cosas por su nombre.

He perdido la cuenta de la cantidad de veces en mi vida que me han llamado mala persona por alegrarme de la muerte de una "persona" por ser torero.
He perdido la cuenta, también, de todas las veces que me han dicho que no tendría ovarios de ponerme delante de ese animal.
No sé la cantidad de veces que me han dicho que deje de dar la nota por decir a boca llena que son unos asesinos.
Pero también he perdido la cuenta de la cantidad de toros que son asesinados, sí, ASESINADOS en una plaza para vosotros, taurinos, solo para vuestro jodido disfrute.
Por otra parte, no termino de comprender por qué soy yo la mala persona, la que da la nota o la que debería de callarse, cuando simplemente intento dar voz a unos seres que no la tienen. Cuando simplemente pretendo que en el siglo en el que estamos, las personas que viven comprendan que no es normal. No es normal disfrutar viendo correr sangre, no es normal disfrutar viendo sufrimiento, no es normal disfrutar con tantísimo dolor.
Quiero dejar claro que no simplemente me alegro de la muerte de un torero, también me alegro de la muerte de un hombre que mata a una mujer por el hecho de ser mujer, de un violador, de quién asesina sin piedad. Me alegro de muchas muertes, que son merecidas, al igual que he deseado muchas muertes. Otras, incluso, he soñado con realizarlas con mis propias manos.
Al igual que vosotrxs, también os habréis alegrado y habréis deseado la muerte de otra persona. No llaméis hipócrita a nadie cuando sois lxs primerxs.

Un saludo y gracias.
#HastaLaAbolición

jueves, 11 de mayo de 2017

Tantas veces por ser mujer.

Tantas veces me han dicho: Cállate porque eres mujer. No hagas esto porque eres mujer. Limpia tu cuarto porque eres mujer. Repétate porque​ eres mujer. Depílate porque eres mujer. Tantas veces me han hecho sentir sucia por hacer algo impropio de una mujer. Que si una mujer no sale de fiesta, que si una mujer ha de saber cocinar, barrer, fregar, callar... Me han obligado siempre a ser sumisa, a simplemente asentir a todo lo que un hombre me imponía, porque eso... Soy mujer. A sonreír porque sí, aunque no quisiera. A ser educada, simpática, agradable porque así somos nosotras, las mujeres. Hasta que llega el día en el que dices basta, no quieres seguir con esa falsa que te imponen desde pequeña cuando una Barbie era lo máximo que ibas a recibir aunque quisieras ese camión de juguete que tanto te gustaba. Cuando dices basta la sociedad te teme y es entonces cuando puedes empezar a ser libre. Y ahí es donde empezamos nosotras a luchar, cuando decimos basta, por todas aquellas que no pueden hacerlo.

domingo, 15 de enero de 2017

La soledad

Cuando aprendes a vivir en soledad el resto del mundo deja de importar. La tranquilidad de un desayuno a la luz de la pantalla de un teléfono apenas sin batería, con el blog de notas abierto, dejando fluir los dedos por su pantalla. No hay nada que se pueda parecer a la soledad y aún así las personas la evitan. Pobres incrédulos, aquellos que se sienten más felices por comer siempre acompañados o por no haber ido nunca solos al cine. Pobres incrédulos, por creer que hay mejor compañía que la de uno mismo. Pobres incrédulos, por necesitar tener a alguien al lado que ni siquiera se ha fijado con qué intensidad brillan hoy tus ojos. Pobres incrédulos, por temer a quien nunca les abandonará.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Tu belleza.

Hoy, después de tantos años he descubierto la belleza.
Esa que solo puede tener el mar, el sol y las montañas acogiendo un sinfín de edificios.
Pensé una y otra vez en fotografiarte, pero sería imposible plasmar tal maravilla, pues solo puede ser captada por los ojos. No importa si ya te conocen o no, seguramente los que lo hacen están enamorados de ti y los que aún no, no tardarían mucho en hacerlo desde que pisaran por primera vez tu asfalto.
Caminar por tus calles es como flotar por el cielo, con la diferencia de que no creo que allí haya lugares tan preciosos.
Suaves adoquines rozan la suela de mis zapatillas cuando paseo por tu parte más antigua, observando maravillada la belleza de la Alcazaba.
El paseo solo acaba de comenzar, pues caminando sin mirar atrás me encuentro descalza sobre la tibia arena de tus playas, azules y serenas. Invitándome a zambullirme en el continuo de sus mareas aun cuando en las calles danzan los olores de mantecados y turrones.
Tu belleza va más allá de cualquier comprensión, aun cuando solo puedo observar un inmenso más de plástico.
Y es que eres la parte más bonita de Andalucía,

Almería.

martes, 16 de agosto de 2016

Al final aprendí.

- Al final aprendí. Aprendí que la solución no era vivir sin ti, si no vivir contigo, no a mi lado pero si contigo. Aprendí que la vida consiste en avanzar y al contrario que tú yo decidí hacerlo. Aprendí que no hay mal que por bien no venga, que llorar no sana pero si ayuda, que querer ser fuerte no implica que lo acabes siendo pero aprendí y eso es lo que importa. Aprendí a ser yo, a que eres tú y que no somos nosotros. Aprendí a verte con los ojos de los demás, desde todas las posiciones que me eran posibles y aprendí a no odiarte. Aprendí que después de todas las tormentas siempre llega la calma, que hay que coger las riendas de la vida y que siempre tienes que tener una sonrisa. Aprendí quien iba a estar a mi lado en los momentos duros y quien al contrario prefería alejarse de mí cuando más le necesitaba. Aprendí y aunque a veces duele, al final aprendí.

miércoles, 22 de junio de 2016

Y apareciste tú.

El mundo dejó de girar en torno a mí comenzando a ser tú el punto medio, dejándome incapacitada para caminar. Llegaste con cien mil sonrisas que arrebataste con una sola lágrima.

¿En qué momento dejé a un lado las falsas promesas de amor, los falsos te quiero…? ¿Cuándo dejé de pensar que hay millones de peces en el río como para sufrir por el único que no pudiste pescar?

Comenzaron los verdaderos te quiero, los te amo callados, las promesas de amor dentro de mi interior justo cuando apareciste tú, con el corazón partido, quizá hecho añicos. Como un pájaro con un ala rota buscando desesperado una rama para descansar. Fui tu rama que se convirtió en nido, intentado reparar cada parte de ti, deseando que nunca quisieras volar dejos de mí.

Con falsas esperanzas quise volver a hacerte creer, no en cualquiera, sino en ti. En ti a mi lado. Hubo momentos en los que pensé que era posible, momentos que tú mismo creaste. Con cada palabra, cada mirada, cada sonrisa… Pero al igual que los creaste los derrumbaste, pasando de 1000 a 0 en un simple segundo. Y al final volaste, ni siquiera miraste hacia atrás, total, ya no había mucho que ver. El nido habías destrozado, sólo quedaba aquella rama que encontraste ahora sin vida apenas, sin querer que ningún otro pájaro con o sin alas rotas vuelva a posarse con pensamientos de quedarse.


Ahora miras la vida de otra manera, miras más atrás, y para mejor o para peor eres feliz así. Yo sin embargo miro la vida a través de un vaso de cristal, sentada siempre en la misma parte de la barra del bar, desviando de vez en cuando la mirada hacía la puerta por si alguna vez decidieses entrar para volver a sonreírme, para volver a agarrarme entre tus brazos y repetirme una y otra vez que quieres que te arregle para así volver a ser nido, volver a ser yo y que volvamos a ser nosotros.