domingo, 15 de enero de 2017
La soledad
Cuando aprendes a vivir en soledad el resto del mundo deja de importar.
La tranquilidad de un desayuno a la luz de la pantalla de un teléfono apenas sin batería, con el blog de notas abierto, dejando fluir los dedos por su pantalla.
No hay nada que se pueda parecer a la soledad y aún así las personas la evitan. Pobres incrédulos, aquellos que se sienten más felices por comer siempre acompañados o por no haber ido nunca solos al cine.
Pobres incrédulos, por creer que hay mejor compañía que la de uno mismo.
Pobres incrédulos, por necesitar tener a alguien al lado que ni siquiera se ha fijado con qué intensidad brillan hoy tus ojos.
Pobres incrédulos, por temer a quien nunca les abandonará.
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