jueves, 22 de junio de 2017

Las cosas por su nombre.

He perdido la cuenta de la cantidad de veces en mi vida que me han llamado mala persona por alegrarme de la muerte de una "persona" por ser torero.
He perdido la cuenta, también, de todas las veces que me han dicho que no tendría ovarios de ponerme delante de ese animal.
No sé la cantidad de veces que me han dicho que deje de dar la nota por decir a boca llena que son unos asesinos.
Pero también he perdido la cuenta de la cantidad de toros que son asesinados, sí, ASESINADOS en una plaza para vosotros, taurinos, solo para vuestro jodido disfrute.
Por otra parte, no termino de comprender por qué soy yo la mala persona, la que da la nota o la que debería de callarse, cuando simplemente intento dar voz a unos seres que no la tienen. Cuando simplemente pretendo que en el siglo en el que estamos, las personas que viven comprendan que no es normal. No es normal disfrutar viendo correr sangre, no es normal disfrutar viendo sufrimiento, no es normal disfrutar con tantísimo dolor.
Quiero dejar claro que no simplemente me alegro de la muerte de un torero, también me alegro de la muerte de un hombre que mata a una mujer por el hecho de ser mujer, de un violador, de quién asesina sin piedad. Me alegro de muchas muertes, que son merecidas, al igual que he deseado muchas muertes. Otras, incluso, he soñado con realizarlas con mis propias manos.
Al igual que vosotrxs, también os habréis alegrado y habréis deseado la muerte de otra persona. No llaméis hipócrita a nadie cuando sois lxs primerxs.

Un saludo y gracias.
#HastaLaAbolición

jueves, 11 de mayo de 2017

Tantas veces por ser mujer.

Tantas veces me han dicho: Cállate porque eres mujer. No hagas esto porque eres mujer. Limpia tu cuarto porque eres mujer. Repétate porque​ eres mujer. Depílate porque eres mujer. Tantas veces me han hecho sentir sucia por hacer algo impropio de una mujer. Que si una mujer no sale de fiesta, que si una mujer ha de saber cocinar, barrer, fregar, callar... Me han obligado siempre a ser sumisa, a simplemente asentir a todo lo que un hombre me imponía, porque eso... Soy mujer. A sonreír porque sí, aunque no quisiera. A ser educada, simpática, agradable porque así somos nosotras, las mujeres. Hasta que llega el día en el que dices basta, no quieres seguir con esa falsa que te imponen desde pequeña cuando una Barbie era lo máximo que ibas a recibir aunque quisieras ese camión de juguete que tanto te gustaba. Cuando dices basta la sociedad te teme y es entonces cuando puedes empezar a ser libre. Y ahí es donde empezamos nosotras a luchar, cuando decimos basta, por todas aquellas que no pueden hacerlo.

domingo, 15 de enero de 2017

La soledad

Cuando aprendes a vivir en soledad el resto del mundo deja de importar. La tranquilidad de un desayuno a la luz de la pantalla de un teléfono apenas sin batería, con el blog de notas abierto, dejando fluir los dedos por su pantalla. No hay nada que se pueda parecer a la soledad y aún así las personas la evitan. Pobres incrédulos, aquellos que se sienten más felices por comer siempre acompañados o por no haber ido nunca solos al cine. Pobres incrédulos, por creer que hay mejor compañía que la de uno mismo. Pobres incrédulos, por necesitar tener a alguien al lado que ni siquiera se ha fijado con qué intensidad brillan hoy tus ojos. Pobres incrédulos, por temer a quien nunca les abandonará.